19.7.15

La farsa

(Texto y fotos: Laura Muñoz)

La historia se repite, primero como tragedia, después como farsa
Karl Marx

Ya. Pausa. Controlada y caduca. Los días de un año que empiezo a tachar. Esperando(os).
Última pregunta de una batería de siete. Como los días de la semana. Los locos de Arlt. Pecados capitales. Los sentidos. El país de Alicia y sus maravillas. A tantos que admiro y sigo y leo: gracias por compartir locura(s). Por estar. Ser. Última pregunta de la batería de siete. 

Esto es Semana Negra, y sigue!








7.-La farsa

P.-¿Creas las tramas y personajes a través de algo ya leido/visto/vivido o te cruzas con momentos flash que aprovechas para hacerlo? ¿Qué fermenta antes: personaje o situación?

7.-The Farce. 
Q:Do you create plots and characters from something you read/saw/lived or do you create momentary flashes that just come to you? What happens first: the character or the situation?

Graziella Moreno: En mi caso es evidente que sí. La novela que he publicado, " Juegos de maldad" se basa precisamente en eso, en situaciones vividas, transformadas, claro está y evidentemente noveladas, pero reales. La tan manida frase de que la realidad supera la ficción, es totalmente auténtica. En otras novelas, siempre hay un trasfondo real, aunque pueda utilizar algún elemento que no lo sea. Me baso en sentimientos, en situaciones, en personas, en gestos que he conocido. En ocasiones, construyo la trama en relación a un personaje, pero como norma general, primero pienso en la historia y después, los protagonistas y secundarios, van saliendo solos. 

José Luis Muñoz: Todo es una mezcla, y de ese magma de lo leído/visto/vivido sale la historia. Lo primero es el protagonista. Y el punto de vista. Y cómo se va a explicar esa historia que no sé hasta que me pongo a ello, y, a veces, ni cuando me pongo. “La Frontera Sur” la escribí en primera persona. Me equivoqué y la volví a redactar en tercera. Así funcionó. El punto de vista es fundamental. La historia sale. Y el escritor, que es un narcisista, siempre está; en “Patpong Road”, mi novela testamento que escribí como exorcismo ante la muerte, al noventa por ciento. Muchas veces la historia no tiene mucha importancia para mí, o no me preocupo por ella porque la encuentro en el proceso de escritura. El estilo surge de forma natural: si va a ser frase corta; si va a haber adjetivos; si voy a jugar con las encadenadas. Toda novela tiene su música. Pero lo fundamental, repito, los personajes y dibujarlos no sólo físicamente, que está bien hacerlo, porque ello da mucho lucimiento, sino a través de sus palabras, la forma de andar, de respirar, de beber, de comer, de follar…Ahí, en ese punto, el escritor es Dios, crea vida, pero no es dueño de ella, porque cuando los personajes viven a su aire, sin seguir tus directrices, la novela funciona, tiene alma, es un ente independiente. Y entonces te sientes como el cantante de rock que sale al escenario y recibe la ovación del público. Dios. Somos dioses.

Carmen Moreno: Creo que todos nos alimentamos de lo que nos rodea. En mi novela hay personajes que se inspiran en personas de carne y hueso, otras que imagino que existen, pero yo no conozco.
Creo la trama a la vez que el personaje. Siempre me llegan unidos. Creo que es porque tengo tendencia a fabular en todo momento, así que tiendo a crear un todo desde el principio.

María Inés Krimer: Primero fue el personaje. Mi detective, Ruth Epelbaum tiene los caracteres que sugiere Chandler en “El simple arte de matar”: una archivista judía de provincia que por una circunstancia fortuita se traslada a Buenos Aires. Una vez allí,  no pude evitar meterse en cuanto problema se le cruza en el camino: prostitución, clínicas estéticas, talleres clandestinos. Mi desafío fue pensar una investigadora original, ni viejita chismosa ni yegua sexy. En Argentina el género policial está corrido  respecto de los modelos importados del centro, se escribe en los bordes, hay mucho mestizaje. Mi traductor alemán dice que Ruth es una mezcla de Almodóvar con Philip Marlowe.

Empar Fernández: Cada novela tiene su propio origen y en cada caso es diferente al de las demás. Creo que siempre utilizamos lo vivido, lo leído o lo escuchado. A veces lo que escriben otros te proporciona una pista, una idea que desarrollarás y rematarás a tu manera, según tu estilo y tus preferencias. En ocasiones tienes una iluminación breve e inconsistente que adquiere forma y sustancia al intentar obstinadamente desentrañarla. Generalmente lo primero que imagino es la situación, el conflicto, y en torno a él construyo los personajes, el escenario... Pero, insisto, no hay dos novelas cuyo germen sea parecido. Una de mis novelas, Mentiras Capitales, se originó a partir de una palabra: ardentía. Otra, El loco de las muñecas, a partir de dos líneas aparecidas en un diario que hablaban del incendio de una barraca. Un mal día para morir, escrita junto a Pablo Bonell Goytisolo, a partir de una coincidencia fatal: dos personajes famosos que murieron en un mismo día, Michael Jackson y Farrah Fawcett.

Manuel Barea: Por lo general todos los personajes y situaciones salen de la nada, aunque creo que el concepto no, eso quizá sea imposible. El concepto de los personajes suele estar inspirado en cosas que veo o que oigo o que leo y que luego imagino cómo podrían evolucionar hasta llegar a la historia, que siempre es una simple idea general o cuatro frases en una libreta. Por eso creo que los personajes van antes; la historia pueden ser un par de coordenadas, lo importante es transportar a los personajes a ellas y ver qué puñetas pueden hacer allí para que salga algo mínimamente bueno o al menos interesante.

Matías Castro: La situación es lo primero, siempre. Una escena, una secuencia, una serie de hechos. Incluso una imagen. Lo visto, vivido y leído siempre forman el caldo de cultivo de donde surge lo que uno crea, desde una ficción, hasta una narración histórica e incluso un proyecto cultural. 

Juan Ramón Biedma: A veces personajes, a veces situación y otras muchas sólo escenarios. A veces mis secuencias proceden de una experiencia real y a veces imaginada. A veces soy capaz de diferenciar algunos de estos elementos de los otros y a veces no.

Xuan Xosé Sánchez: Non, son les anécdotes, los recuerdos fotográficos los qu’agabiten pa construir, de mano, la historia; dempués, el personaxe. Finalmente personaxes y hestoria van entrando n’interrelación dialéctica.

Antonio Garrido: Para mí, escribir no se reduce a contar algo. Es preciso tener algo que contar. Por eso busco historias en los rincones más insólitos y desconocidos del alma humana. Historias de personas anónimas con vivencias extraordinarias que sean capaces de conmover y sorprender al mismo tiempo. Los personajes y sus vicisitudes son los protagonistas sobre los que construir la trama, o de otro modo, ésta resultará tan inútil como una jaula vacía. Y sin embargo, una vez elegidos tus personajes, esa trama que se teje en torno a ellos cobrará vigor siempre y cuando exalte lo mejor y lo peor de cada uno, siempre que arranque, a través de sus vivencias, situaciones extremas. A partir de ahí debes amalgamar cada conflicto y cada episodio en un vaivén de sorpresas que jueguen con el lector, que lo hagan elevarse y caer como en una montaña rusa para robarle el aliento. Y para que cuando por fin se baje de esa atracción de feria, muestre una sonrisa de satisfacción y pida volver a empezar.

Alfonso Mateo-Sagasta: Lleno mis libros de experiencias y momentos vividos, anécdotas y personajes conocidos, aunque la trama transcurra hace quinientos años.

Mercedes Rosende: Escribo lo que leí, supongo, escribo las películas que vi. Mi escritura es todo eso mezclado con el barro de la experiencia personal. No tengo otra cosa.
Aparece la situación primero, el personaje lleva trabajo, tiempo, esfuerzo, y lo veo mucho después.

Fernando Nuño: Tergiversar  es mi verbo favorito. Voltear situaciones vividas, propias o ajenas, hasta dejarlas irreconocibles. Pero siempre en función de las necesidades del personaje: el personaje siempre tiene la última palabra.

Pere Cervantes: Me gusta deformar un hecho real o vivido. Sí es cierto que a lo mejor la noticia o la experiencia se queda agazapada en mi memoria o en el caprichoso subconsciente y cuando vuelve a mí, además de haber sufrido una distorsión de la idea original, entonces le imprimo mi sello fijando la cámara del observador en el lugar menos habitual. A la pregunta de qué es antes si el personaje o la historia, diría que muy a la par lo suelo combinar. 

Guillermo Roz: Creo en que el hombre es bueno, un tonto bueno, una criatura diseñada con mimbres más relacionados con la inocencia que con la perversidad. Por eso mis personajes son malos por casualidad o asesinos empujados por la circunstancia. Escribo escenarios parecidos a comedias de enredos con tiros de fondo. No me tomo en serio ninguna tragedia criminal, me suena a mentira. Siempre tiendo a reírme en el entierro, a sumar a la confusión.

Cristina Higueras: En términos de Literatura comparada, el relator/narrador es una suma de todo lo leído. En términos creativos, claro que existen esos flashes geniales pero, te tienen que pillar trabajando o pensando en cómo resolver la obra. Y en mi caso, unas veces imagino la historia y recreo los personajes en torno a ella. Pero otras, algún personaje adquiere tanto valor, tiene tantas cosas que decir  que exige más terreno para sí mismo, y por ello puedo modificar algo el transcurso de los hechos o cambiar en cierta medida el escenario. La Literatura es algo vivo, no se puede predecir. Pero lo que sí hay que hacer para no perderse, es establecer una estructura narrativa y ceñirse a ella en lo importante, especialmente cuando hablamos de novela negra, en donde todas las piezas tienen que encajar a la perfección. Ninguna arquitectura puede prescindir de ciertas reglas primordiales. Lo que si puedo decir es que mi inspiración suele partir de imágenes que luego traslado a las palabras. Quizás por ello “El extraño del ayer” sea una obra tan visual.

David Llorente: Un escritor no vive en una burbuja de cristal. La vida es la materia prima de la literatura.
Un personaje sin situación es un muñeco flotando en el espacio exterior. Una situación sin personaje no sé qué es.

James Carol: Most of my writing comes straight from my imagination. However, the inspiration can hit anywhere, any time. I might be having a conversation with someone and they’ll say something that gets me thinking, and that will end up in the book. Walking in the countryside is particularly useful for working out tricky plot problems. As for the second question, the situation usually comes first, and the characters develop out of that. It’s always interesting to see how they react to challenges. They often end up taking on a life of their own and doing things that surprise me.  

Irene X: En mi caso situación. Suelo recrear lo vivido hasta retorcerlo. Exprimir el dolor o la alegría.  Incluso la farsa se puede magnificar, pero en mi caso es una farsa ya vivida.  Supongo que dejaría de serla.

Francisco José Jurado: Siempre he dicho que eso que llamamos de forma optimista "nuestra propia voz narrativa" se va formando poco a poco con varios elementos: a)lo que has vivido; b) lo que has leído o visto, a lo cual añades; c) un poco de eso que llamamos talento y, d) una pizca de tu propia mala leche, dígase ironía, sarcasmo, rabia, tristeza interior… Añade lo que quieras.
Te diré también que para escribir mis novelas, además de ir fermentando durante un cierto tiempo todo ese cocktail, mis tramas y mis personajes son muy meditados, debo tenerlo todo muy calculado, muy clarito antes de ponerme a escribir la primera línea del primer capítulo (ya quedó reseñado que soy un tipo muy metódico y maniático), aunque es verdad que al escribir una serie, una saga – en la que los protagonistas son los mismos en todas las novelas- pues parto con una cierta ventaja, ya que esos personajes están previamente creados, ya poseen voz y carne propia.
Así que, contestando a la pregunta: no soy muy amigo de los flashes iluminatorios, y en mi caso, fermentó antes el personaje que los nudos argumentales de cada novela.

José María García: Ambas cosas me ocurren. E igual con los personajes y las situaciones. En unas obras se configuran antes unos y en otras obras, otras. De todos modos crear personajes es una ilusión. Las situaciones son obviamente previas.

Ignacio del Valle: Todo avanza al mismo tiempo, los caracteres de los personajes, las situaciones, los diálogos… porque todo se basa en mezclar diferentes fuentes de información, cuanto más dispares, mejor. La transversalidad y humor es un combustible potente que pone a funcionar cualquier artefacto literario.  

Arturo Maciá: Creo con todo lo que tengo a mi alcance. En todos mis textos hay una combinación de influencias vitales (propias o ajenas), lectoras y de momentos inspiradores. Depende. Normalmente, a priori pienso en la historia a grandes rasgos y luego creo los borradores de algunos de los personajes (los principales). Pero, llega un punto en el que la historia y los personajes cobran vida hasta tal punto, que se van perfilando, puliendo y detallando a lo largo del texto. Sin embargo, aunque no hay nada definitivo hasta que se llega al punto y final de la obra, el personaje suele fermentar antes que la situación.

Jose Luis Miragaya: Como ya he comentado anteriormente, suelo inspirarme en situaciones reales  protagonizadas por personas reales. Desde ese punto de partida , y siempre intentando enseñar el lado absurdo o cómico, van sucediéndole una serie de situaciones a los personajes, siempre con la incertidumbre de a dónde quieren ir, hasta dónde están dispuestos a llegar.

Marcelo Luján: Suelo empezar el trabajo con un esqueleto o esquema, más o menos general, de lo que quiero que ocurra. Nunca tomo notas previas a este comienzo y dejo que las imágenes –las más potentes, las esclarecedoras- sean el motor de los primeros trazos. Siempre sé lo que quiero que ocurra porque la historia, el núcleo inamovible, está ya decidido en mi cabeza. Escenario y personajes suelen ir de la mano porque se retroalimentan a medida que avanza la narración.

Elia Barceló: Todo lo que le llega a una tanto del mundo exterior como del interior sirve para crear esa especie de humus fértil donde fermentan las ideas que luego se convierten en novelas y cuentos, pero sí que hay ocasiones, momentos fulgurantes en los que una frase oída al pasar, o el tipo de luz sobre un paisaje o la expresión de un rostro entrevisto en una calle se cruzan y combinan entre sí o con un recuerdo muy antiguo y de repente, de esa conexión surge una chispa que incendia algo por dentro y luego acaba coagulada en el núcleo de una historia que hay que ir desenrollando, estirando como una masa de pan o como un vellón de lana para ver para cuánto da y hacia dónde se dirige.
Unas veces lo que viene primero es la voz de alguien que habla de cosas que no comprendes y poco a poco empieza a disiparse la niebla hasta que sabes quién es y cuál es su historia, su problema. Otras veces se te ocurre una situación de conflicto y ves en tu interior el posible desarrollo de los acontecimientos. Entonces te preguntas a quién le sucede eso que ya ves dentro de ti.

Javier Hernández: El personaje es quien genera la acción en mi literatura. En la realidad se invierten los hechos y son los hechos los que nos ponen en movimiento. Nunca nos han preocupado las palabras, sino los hechos. En política, por ejemplo, las palabras son fáciles: libertad, autoridad, fraternidad, derecho, progreso, justicia, y así, sucesivamente se pueden combinar muchas maneras de discursos elocuentes, pero pasar el discurso a los hechos…

Noemí G. Sabugal: La literatura es como el hambre: cualquier cosa vale para echar al puchero. Yo creo que el escritor lo aprovecha todo, la experiencia propia y la ajena, la real y la leída. Ahí radica el ansia de totalidad de la literatura: los personajes no pueden ser siempre el mismo personaje, las tramas no pueden repetirse ad nauseam, la curiosidad no puede agotarse nunca. Cuanto más leas/veas/vivas, más rico podría estar el cocido. 
Respecto a la pregunta de qué aparece antes, si el personaje o la situación, no hay elección posible. En mi caso, a veces el personaje está de forma muy precisa dentro de mi cabeza y es el que determina qué ocurre. Otras, hay una escena muy vívida que requiere a un determinado personaje para ser posible y éste llega después.

Paco Gómez Escribano: Creo en los escritores que salen de casa y cotillean el mundo que les rodea y que tienen las suficientes experiencias vitales como para sentarse frente a un teclado y tener algo que decir. No creo en la "imaginación total". Si vas a escribir de un restaurante lo harás mejor si vas a uno. Y si ya vas a varios, para poder comparar, seguro que te saldrá mejor. Pienso que el escritor tiene que tener referencias y la suficiente experiencia para poder contar lo que quiere contar, de otra forma, lo que escriba no será bueno. En cuanto a la fermentación, a veces es una cosa o la otra, no tiene por qué haber una jerarquía.

Selva Almada: No funciona igual en todas las novelas o relatos. Ladrilleros, por ejemplo, se dispara a partir de una anécdota que me contaron... de una situación. En cambio la novela anterior parte de un personaje. Lo que siempre funciona igual en todo lo que escribo es que cuando empiezo nunca sé hacia donde voy!

Santi Blasco: Suelo escribir a base de momentos flash. Lo que me viene lo escribo. Eso de pensar no es lo mío y cuando lo intento acabo diciendo tonterías o metiendo la pata hasta el fondo.
En mi caso suelo buscar una situación extraña, a partir de ahí los personajes los creo sobre la marcha y actúan en consecuencia.

Loyds: La respuesta es sí a todo. Creo a través de lo vivido por mí o por otros, de lo visto y de lo leído, todo el tiempo. Existen momentos flash permanentemente, aunque la mayoría se diluyan en el proceso de escritura. Mentalizo personajes y situaciones por igual y a granel, que si bien rara vez terminan obteniendo un protagónico, muchas veces acaban contribuyendo o coloreando otra historia.

Jorge Yaco: Sin duda lo vivido determina carverianamente. Son textos políticos donde la situación arrastra al personaje.

Luis García Jambrina: La mayor parte de mis protagonistas están inspirados en personajes históricos o reales sobre los que he leído mucho y pensado mucho; de modo que cabe decir que, en mis novelas, el personaje fermenta antes. El personaje propicia la situación y luego la situación lo cambia a él, y así sucesivamente, hasta llegar al momento en el que la situación se resuelve y el personaje se transforma como resultado de todo ello. Parafraseando la sugerente cita de Marx que ilustra esta pregunta, se podría decir que, en mis novelas, trato de contar la tragedia en clave de farsa. 

Tatiana Goransky: Eso sí, entre personaje y situación, casi siempre aparece primero el personaje (acompañado por su propio clima). 
Otras, exploto el germen de una idea teórica que se va desarrollando hasta que deviene personaje, estructura y todo lo demás. Puede ser una teoría robada de la Ciencia, por ejemplo, en eso estoy ahora. Aunque no es la primera vez que lo hago, ya había trabajado así en “Don del agua”, cuando incorporé la tema de la respiración autónoma subacuática. Sin embargo, hasta la fecha, no se ha constatado si el ser humano puede o no respirar (sin artilugios) dentro del agua salada. Me consuela saber que estamos en plena Semana Negra y tenemos tan cerca el mar…

Rodolfo Santullo: Si, utilizo mucho material previo, sean experiencias propias vividas o de terceros, libros, películas, etc. Eso no descarta sino que se suma a posibles momentos "flash". Y en cuanto a qué fermenta antes creo que depende mucho del texto en cuestión: a veces son los personajes y a veces las situaciones.

Félix G. Modroño: Los procesos han sido distintos en todas mis novelas. Las protagonizadas por el doctor Zúñiga nacen alrededor de este inquisidor arrepentido, personaje lleno de claroscuros. "La ciudad de los ojos grises" tiene como germen el propio escenario de la novela y en "Secretos del Arenal" sí que me inspiran situaciones de esas que leemos en los periódicos. A pesar de que pueda parecer lo contrario, estas son las más difíciles de narrar ya que hemos de tratar de hacer creíbles hechos que nos sorprenden cada día. De ahí que una de las misiones del novelista sea la de hacer verosímil la realidad. 

Juana Salabert: A veces la situación, como en "La regla del oro" (la novela se me ocurrió en un cruce callejero, cuando alguien me tendió una hojita publicitaria de "Compro Oro"), y en otras ocasiones el o los personajes, cada novela ha sido ujn caso diferente. Las historias por contar pueden nacer de cualquier cosa, existente o no. Esa es la gracia y su misterio.

David Barreiro: Que los buenos sean malos y los malos buenos, que un personaje sea bueno hoy y quizás malo mañana, que un personaje sea verosímil, real, como tú o como yo. Ser bueno siempre o malo siempre... eso no se lo cree nadie.

Alexis Ravelo: Generalmente, tengo un flash que luego acomodo a la experiencia (leída, vista o vivida). Combino ambas cosas y las mezclo con algunas más, porque una buena novela no surge de una buena idea, sino de la combinación de varias malas ideas. Y creo primero el argumento, en el que luego voy introduciendo los personajes necesarios para que funcione. Cuando pienso en si debo meter a un personaje o no en la novela, siempre pienso en el padre de Caperucita Roja, que no aparece en el cuento porque carece de función en la trama. 

Santiago ÁlvarezCreo que en todo lo que escribimos hay parte de quienes somos. Desde el momento que elijo un adjetivo en lugar de otro estoy transmitiendo lo que soy y lo que he vivido a cada elemento de la ficción. Pienso que la ficción imita a la vida, pero luego la vida imita a la ficción, cerrando un círculo donde no se ve el principio. Por eso apunto cosas con las que me cruzo cada día, y compongo personajes, situaciones, etc, que en parte son fragmentos de lo que yo he observado y que luego se completan cuando se insertan en la historia. Es un trabajo fascinante.

Jordi LlobregatTodo sirve para crear personajes y tramas, aunque personalmente me encantan esos momentos flash que parecen frescos y por tanto novedosos. Al final, todo acaba mezclándose para dar con el mejor resultado :)
En respuesta de la última pregunta: me interesan más las situaciones que los personajes... Estos surgen por sí solos a través de la historia.

Juan Carlos MárquezYo soy como un niño que juega a los legos. Primer construyo el escenario en mi cabeza. Y cuando termino empiezo a mover a los muñequitos y los pongo a relacionarse. Los escenarios condicionan el comportamiento de mis personajes.
























18.7.15

Dos almas

(Texto y fotos: Laura Muñoz)


Las grandes almas siempre se han encontrado con una oposición violenta de las mentes mediocres
Albert Einstein


No lo sé. Si tengo una, dos. Más. Pero se acumulan. Comparto. Y disfruto. Porque traspasar con un disparo, a las almas. Se ha convertido en ley.

(Respuestas al revés. Después de los disparos)

Mi despedida no fue. Porque siempre estoy corriendo. Pero la felicidad de escuchar un nombre. El apellido. Y sentir la querencia. El orgullo de alguien que lo hace bien. Muy. Y el reconocimiento en forma de Premio Semana Negra. De los mejores. Los de verdad.



PREMIO RODOLFO WALSH
En Gijón, siendo el día 16 de julio de 2015, habiéndose reunido el jurado para el otorgamiento del Premio Rodolfo Walsh a la mejor obra de no ficción de género negro que ha convocado la XXVIII Semana Negra y que integran D. Alejandro M. Gallo, D. José Luis Argüelles y D. José Manuel Estébanez Izquierdo, valorando las obras finalistas acuerdan, por mayoría, otorgar el Premio Rodolfo Walsh a la mejor obra de no ficción de género negro a la obra ‘ESCRITO EN NEGRO’, DE MARTIN OLMOS, publicado por la editorial Pepitas de Calabaza, habiéndose emitido un voto particular a favor de la obra ‘CHICAS MUERTAS’, de Selva Almada.
Del presente fallo se dará cuenta al autor premiado. Y para que conste, firman la presente los miembros del jurado en la ciudad y fecha indicadas en el encabezamiento.

PREMIO CELSIUS
En Gijón, a 16 de julio de 2015, reunido el jurado del premio Celsius a la mejor novela de ciencia ficción y fantasía que otorga la Semana Negra de Gijón, compuesto por Jesús Palacios, Rodolfo Martínez y Carmen Moreno, acuerda conceder el Premio Celsius, conforme a las bases de la convocatoria, a ‘EL IMPERIO DE YEGOROV’ (Anagrama), de MANUEL MOYANO, por su ingenio e imaginación al elaborar una sátira tan inteligente como relevante de la sociedad del siglo XXI, mezclando géneros y formatos con brillantez tanto formal como argumental.
Para que así conste, ratifican este acta en Gijón a 17 de julio

PREMIO DASHIEL HAMMETT
Reunidos en la ciudad de Gijón con motivo de la Semana Negra, a las 17 horas del 16 de julio de 2015, el jurado del Premio Hammett 2015, formado por Juan Bolea, Fernando Marías, Carlos Salem y Paco Camarasa, deciden por unanimidad conceder el premio a la mejor novela negra publicada en español en 2014 a ‘YO FUI JOHNNY THUNDERS’ de CARLOS ZANÓN.

PREMIO MEMORIAL SILVERIO CAÑADA
Reunido el jurado del Memorial Silverio Cañada 2015, compuesto por Miguel Barrero, Marcelo Luján y Ramón Pernas, ha decidido por unanimidad conceder el Memorial Silverio Cañada 2015 al libro ‘TE QUIERO PORQUE ME DAS DE COMER’, de DAVID LLORENTE, del que se valora su originalidad y voluntad de aportar nuevos paradigmas expresivos al género negro, así como la vocación de reflejar a través de una estructura compleja y polifónica un tiempo y un lugar concretos.
El jurado quiere destacar la alta calidad de los finalistas y el hecho de que procedieran en igual proporción de España y Latinoamérica.

PREMIO ESPARTACO
Reunido en Gijón a 16 de julio de 2015 el jurado del Premio Espartaco de novela histórica, compuesto por Rafael González, Milo J. Krmpotic y David López, ha decidido por unanimidad conceder dicho galardón a la novela ‘EL REINO DE LOS HOMBRES SIN AMOR’ del autor ALFONSO MATEO-SAGASTA, y para que así conste firman al pie.

PREMIO XXVIII CONCURSO INTERNACIONAL DE RELATOS POLICIACOS
Reunidos Beatriz Rato, Rodolfo Santullo y Lorenzo Rodríguez como jurado del concurso de relatos policíacos Semana Negra 2015 han decidido por unanimidad conceder el premio al relato titulado ‘CULATERO’. En Gijón, a 16 de julio de 2015.

I CERTAMEN DE RELATOS CORTOS DE CIENCIA FICCIÓN
Reunido el jurado del primer certamen de relatos cortos de ciencia ficción de la Semana Negra de Gijón y el Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología de Puebla, compuesto por Elia Barceló, Alejandro Caveda y Fritz Glockner, decide por unanimidad fallar a favor del relato ‘INTERCAMBIO EPISTOLAR’, de FRANCO MOLINARI, quedando como finalistas los relatos ‘Los soñadores’, de Marcos López Concepción, y ‘Los malabaristas son prácticamente personas’, de Alberto Arias.

PREMIO SN-BAN!
Entre los autores españoles que han participado en la XXVIII Semana Negra, el escritor premiado recibirá una invitación para el festival Buenos Aires Negro (BAN!) del año que viene -2016-, que celebra en la capital argentina durante el mes de agosto y, del mismo modo, un autor argentino participante en la edición de este año del BAN será invitado a la próxima edición de la Semana Negra de Gijón.

El autor ganador del tercer premio SN-BAN! ha sido ALEXIS RAVELO.

Gijón, 17 de julio de 2015


Mi alma en Gijón. Allí se quedó. Si es que tengo. Y sigue trabajando.

Y me pierdo cosas. Ya se. Pero las adelanto y pienso y las imagino.
Dos almas: presente y futuro. Sé que Subsuelo estuvo en rueda de prensa hoy. Un pasado que ya leí. Si no se cuenta, explota:

Doble salto mortal mientras las hormigas campan a su suerte. Caminan y se reproducen y roban los engendros de otros hormigueros. Parecen caminar al ritmo del latido de las consecuencias de un accidente. Cualquiera. Se comunican bombeando feromonas bajo el suelo que pisan los mellizos. Sus padres. Los amigos de sus padres. Ajenos al veneno que fermenta una noche.
Pero el aire absorbe. A veces. Y entiende de reacciones químicas. Sexuales. Adolescentes. Los pantalones cortos del verano. Las marcas del bañador. La pierna que roza otra pierna. Masculino y femenino y la falta de género cuando llega la desgracia. 
Porque un instante lo puede todo. Para bien y para mal.
Los violines dando la bienvenida a la calamidad. El instinto animal y los animales, presentes. Arañan y aprietan y, sobre todo, alertan. 

En esta suerte de tragedia, Marcelo Luján atrae al lector haciendo uso de una curiosidad que mata más que al gato. Un entreno obligado para lo que ofrece a través de los episodios que componen Subsuelo. Un manual de instrucciones que prepara para lo peor. Cuando aún está por pasar. Y se sabe. Se espera. Hasta se teme al doblar las páginas. Subsuelo eriza, asusta, escupe cosas que son registradas con cierto pudor pero que, se intuye, serán útiles. 

El teatrillo con un escenario simple y donde el telón no existe. Prima la austeridad y no hace falta atrezzo. Todo a la vista. Sin más backstage que la estrategia de la estructura. Una narrativa con elemento clave: la verosimilitud. 

Es así. Una piscina. Dos veranos. Los mellizos que apenas necesitan tener nombre para ser reconocidos. LA MADRE. Que no puede todo pero intenta. Capas de mentira que ahogan más que la fiebre y el fuego del acontecimiento. El chantaje que es la soga que se cierne. Despacio. Suave. 

Un análisis del ADN de la maldad. En toda regla. Y sin ceñirse a ninguna.


También conozco cosas del futuro. Cruz Morcillo hablará de "El crimen de Asunta". Y pregunté:





P.: Por desgracia o costumbre, hemos perdido cierta sensibilidad a impresionarnos con la sangre o la aparición de un cadáver en un escenario que nos puede resultar cotidiano e, incluso, familiar y cercano. Marca más el modo en que el cuerpo de Asunta fue encontrado, presuntamente con cuidado y estratégicamente, y el hecho de que la encontraran descalza que el hecho en sí: el asesinato de una niña de 12 años.
¿Qué pellizco sentiste durante los tres meses de investigación para decidir escribir este libro? ¿Fue el caso en sí, el misterio familiar o quisiste curar(te) del dolor causado por un muerte pre-adolescente?

R: Hago una explícita declaración de principios al inicio del libro: “Ser reportero de sucesos no te inmuniza ante el dolor; más bien al contrario”. Y sigo explicando que la mochila personal se va cargando de infiernos ajenos. El asesinato de Asunta fue uno de esos infiernos que se trasladan a tu vida y arrasan con todo. Estaba en plena transición laboral (binomio prensa escrita-televisión)  y, por tanto, en estado de máxima tensión. Hay varios momentos que influyeron en la decisión de escribir el libro. La primera vez que vi la fotografía del cadáver de la niña, tan absolutamente desvalida, me resultó durísima pese a tantos casos ya y tanto dolor de los otros. Pero hubo un momento clave: mi marido y yo vimos y escuchamos juntos y en silencio las declaraciones de Alfonso Basterra y Rosario Porto ante el juez. El efecto fue demoledor. Tuvimos claro que no era un caso más. Asunta era especial. Me cautivó y me cautiva recordarla. No merecía morir así. El libro es mi pequeño homenaje a su memoria.  

  
P.: Ahora, sabiendo el impulso que te removió por dentro, empecemos por el principio: uno que va mas allá, en tu libro, de lo ofrecido en la televisión. Haces un perfil de cada uno de los personajes familiares desde el momento en que Rosario Porto y Alfonso Basterra, los imputados, empiezan su relación. ¿Te parece importante, ya no sólo como información sino para tener en cuenta en la investigación, el rol y comportamiento de cada uno en el núcleo familiar?

R: Me parece imprescindible. El crimen de un familiar y este es el caso extremo, una hija (una niña) tiene una intrahistoria. No hablamos de un sicario a quien le encargan matar o de una pelea callejera, un atraco que sale mal, un ajuste de cuentas... Hablamos del asesinato de una cría. Todos los precedentes, el rol que cumple cada uno, y el que ha cumplido en el pasado, la personalidad, el tipo de relación que mantenían, quién se ocupaba de cada tarea... son elementos clave, de ahí que haya intentado retratarlos con exhaustividad aunque no sea suficiente para entender el horror. 


P.: El crimen de Asunta ha hecho que recuerde la lectura de “A sangre fría” de Capote, donde el autor relata un asesinato familiar y donde, como tú, se involucra hasta el punto de hablar con los asesinos, condenados a muerte. 
¿Qué tipo de conversaciones has conseguido mantener con Porto y/o Basterra? ¿Te han aportado información respecto a su personalidad que hubiera sido imposible detectar de lejos?

R: No he hablado con ellos. Ni siquiera lo he intentado. La única vía habría sido una carta y no me pareció adecuado. Sí he tenido acceso a personas que les conocían bien y sobre todo -y esta es la clave para mí- a sus comunicaciones. Somos lo que escribimos. 


P.: Tengamos en cuenta el perfil psicológico y de conducta de Rosario Porto. Con la latente incapacidad por mantener un orden en la vida cotidiana, hasta el punto de no recordar fechas de renovación del DNI o calendario de vacunación de su hija. De sentirse continuamente superada por la vida que tiene. De hecho, es considerada marioneta de Basterra. ¿Cómo es posible que una mente tan, aparentemente, débil no haya tenido fisuras durante la instrucción que la hayan empujado a acusar a su ex marido? Aunque sólo fuera por liberarse de la presión a la que está sometida.

R: Es cierto que Rosario Porto parece estar en manos de su exmarido. Me impactó mucho el momento en que ella declara al juez “Era Alfonso o la muerte” explicando la depresión por la que atravesaba, lo débil que se sentía tras pasar una semana en el hospital y la necesidad que tenía de que él cuidara de ella y de la niña a condición de que dejase la relación que mantenía con otra persona (una mujer divorciada y sin ataduras legales). Es un perfil muy dependiente y condicionado. ¿Por qué calla? Tal vez la razón esté en otra frase suya cuando reconoce que él la amenaza con revelar todos sus “secretos”. Desconocemos cuáles son, pero quizá para ella tienen más peso que todo lo demás.

 
P.: Me resulta más que truculento el imaginar a unos padres, aprovechando la ausencia de su hija y provocada probablemente por alguna de las muchas actividades extraescolares, sentados frente a frente y tomando café mientras planean el asesinato de su hija adoptiva. ¿Compartes la opinión del juez y el fiscal del caso de que fue algo premeditado y bajo previo acuerdo?

R: Sin duda. Tal vez haya que recordar que no son exactamente opiniones, es decir, creen que fue premeditado por los rastros previos de orfidal que se encontraron en Asunta, en los análisis de su pelo. Toxicología fue contundente y aseguró que había restos desde julio. Hay que sumar los episodios terribles (a mí al menos me arrasan) relatados por las profesoras de música referentes a julio. “Iba como drogada”; relata una de ellas. Eso no es opinión y que ambos supieron de esos episodios (de alguno por lo menos) tampoco, tal y como acreditan los mensajes entre los padres.


P.: Leídos autos, preguntas durante el juicio iniciado el pasado 23 de junio, los whatsapp intercambiados, los correos electrónicos de Basterra a Porto y al revés, queda muy patente que, aparte de la inconsistencia de ambos, este caso se caracteriza por varios errores de investigación: el portátil de Alfonso que no se encuentra hasta un tercer registro a su vivienda, junto a un segundo teléfono movil; el haber imputado durante seis meses a un hombre porque se relacionó su ADN con restos de semen encontrado en la camiseta de la niña. Suena a falta de humildad por parte de la Guardia Civil y para encubrir al departamento de Criminalística. ¿crees que estos fallos encubiertos pueden costar la justicia en este caso?

R: No comparto que sean fallos, al menos la aparición del portátil y el teléfono (este no aportó nada , por cierto). El portátil no estaba en los dos registros anteriores y esto no es una cuestión de fe, de creer a los investigadores. Simplemente no estaba en el lugar en que luego apareció como por ensalmo y es fácil comprobarlo observando las fotografías que constan en el sumario y que han sido difundidas por los medios. Si inicialmente no estaba y dos meses más tarde sí (tras avisar la abogada de Basterra de que este iba a dejar el piso de alquiler) la conclusión es evidente. Por tanto, eso no es un fallo, sino una ocultación de prueba, de la que en teoría alguien tendría que responder (y Basterra estaba en prisión desde dos meses antes). 
La imputación de un tercer hombre es distinta. Había que imputarlo mientras se comprobaba su relación con el caso. Se hicieron dos tipos de indagaciones: por un lado los análisis científicos de laboratorio y por otro las pesquisas policiales propiamente dichas (quién era ese hombre, dónde estaba el día del crimen, qué relación podía tener con alguno de los protagonistas, si había viajado, si sus ingresos habían aumentado, etc.). Se miró con lupa su vida y la de su familia (novia y hermana). El problema es que estas pesquisas muy pronto descartaron cualquier nexo pero el laboratorio nunca dictaminó de modo definitivo: “nos hemos equivocado”. Fue una tesitura compleja. No sé si es falta de humildad de la Guardia Civil, como usted afirma, sí tengo claro que el coste personal para el imputado ha sido muy elevado -el día de su boda, su hermana tuvo que ir a declarar a Santiago- y que la imagen de los laboratorios (al menos esa parte) quedó algo empañada, pese a los magníficos profesionales con que cuenta. Conclusión personal: no creo que ninguno de estos factores afecte a la hora de impartir justicia.   


P.: Y cómo es posible que no se haya considerado, a día de hoy, como tercer imputado a la persona (conocida) que sustrajo, formateó y devolvió el portátil al domicilio de Alfonso?

R: Quizá porque no es aún el momento procesal oportuno. Es un elemento coyuntural, no esencial en el caso, y en cambio podría haber dilatado aún más la instrucción. O tal vez cuando sí sea el momento se decida no actuar. No sería la primera vez. 


P.: Otra cuestión (o miedo irracional) que me asalta tras la lectura del libro, es pensar que podríamos estar hablando del crimen perfecto a no ser por una papelera. Si Rosario, ya en casa y en la madrugada en que cursó la denuncia por desaparición de su hija, acompañada por agentes de la policía, hubiera controlado el impulso de “rescatar” esa prueba, no se hubiera realizado el registro de la vivienda, porque de hecho no se trataba de un registro. ¿Lo crees así?

R: Sí, completamente de acuerdo. No sé si habría sido el crimen perfecto (muy pocos lo son de hecho), pero sí creo que la investigación podría haberse enquistado o haber tomado otro rumbo; desde luego no se habría podido “resolver” con tanta celeridad. En mi opinión, los padres pensaron que nadie los señalaría, de ahí ciertos descuidos.


P.: Y el misterio: ¿en algún momento sabremos el motivo que llevó a unos padres a asesinar a su hija de 12 años?

R: No lo sé. Para juzgar a alguien y condenarlo o absolverlo no hacen falta los motivos, sólo las pruebas y esas, a mi juicio, están. Es evidente que en cualquier crimen, máxime el de una niña y siendo quienes son los presuntos autores, sería en cierto modo tranquilizador o cerraría el círculo saber por qué. A estas alturas solo ellos lo conocen y solo ellos lo pueden contar.




Almas. Pasen y vean.





























































































6.-Dos almas

Las grandes almas siempre se han encontrado con una oposición violenta de las mentes mediocres
Albert Einstein

P.-¿Necesitas tener al lado un personaje dotado de cierta bondad para hacer más verosímil la situación de maldad?

6.-Two souls
Q: Do you need to have on hand a character gifted with good will to make the reality of evil more apparent.

Graziella Moreno: No lo creo necesario, la maldad destaca por sí sola, je, je. 

José Luis Muñoz: El maniqueísmo me revienta, lo rechazo frontalmente. En todo. En literatura, más. Mis personajes pueden ir de ser malos a ser pésimos. La habilidad que tengo es hacerlos humanos, a pesar de lo salvajes que llegan a ser. Hay lectores que ven ternura en mis monstruos. Humanidad. Hacerlos débiles ante algo es importante. Casi todos flojean por una mujer. Amor. Más bien pasión, deseo, posesión. El niño mayor que quiere jugar con su muñeca hecha carne, que es lo que le pasa a Gaspar Noriega/ Gary Loriga en “Te arrastrarás sobre tu vientre”. Esa debilidad, aunque sea genital, lo hace humano. Hay algún  héroe solitario, a contracorriente: Martín de Urtubia, el de “La pérdida del paraíso”, enamorado de la belleza de un paisaje, una indígena y una forma de vida, traicionando a los conquistadores españoles que descubrían el Nuevo Mundo. El etarra de “Tu corazón, Idoia”, más bueno que Idoia porque prefiere el tiro en la nuca al coche bomba. La bondad resbala en el género negro. Quinlan, el obeso policía encarnado por Orson Welles en “Sed de mal”, ése es la quintaesencia de lo negro.  

Carmen Moreno: No porque creo, como te he dicho, en la maldad per se. La bondad no es lo contrario de la maldad, es otra cosa. Creo en ambas sin que tengan que convivir forzosamente en un espacio delimitado.

María Inés Krimer: Los personajes que secundan a  Ripley son más buenos que él, por supuesto. Pero Ripley no sería el psicópata encantador que es si  Patricia Highsmith no fuera una grande del género.

Empar Fernández: Lo necesito porque en la vida, afortunadamente, nos acompañan personas en las que predomina la bondad o que, al menos, no interactúan con fines perversos. Mi propósito es que mis novelas se parezcan a la vida y la vida no siempre es un infierno.

Manuel Barea: En mi caso creo que por mucha maldad que haya dentro de un personaje siempre tendrá algo de bondad o, mejor dicho, legitimidad, dentro de su marco de acción (en una cuestión tan simple quizá como el derecho a defender algo que consideres que debes defender, por lo que sea), y viceversa. Siempre va a haber personajes que en principio parecen buenos por naturaleza y que en última instancia se dejarán llevar por el egoísmo o la avaricia, quién sabe. Y, la verdad, no creo que sea necesario darle a todas esas situaciones tantos porqués o apéndices para convertirlas en verosímiles. Con que simplemente funcionen en el microuniverso de la historia, en su desarrollo y en la relación y conexión con el resto de situaciones que también se desarrollan dentro de ese microuniverso, a mí ya me parecen más que reales (mientras las leo).

Matías Castro: El contraste siempre funciona como recurso.

Juan Ramón Biedma: Quiero pensar que no necesito nada, que todo es trastocable y que las muletillas narrativas sólo se deben a ocasionales falta de habilidad. La verosimilitud se extingue o se establece a través de numerosas vía; una forma de asegurarla sería emparejar personajes en diverso grado de maldad.

Xuan Xosé Sánchez: Pues non. La evidencia faise ella sola.

Antonio Garrido: Los humanos somos capaces de discernir merced a la comparación. Cuando decidimos adquirir un televisor podemos contemplar la imagen de un modelo y pensar que es magnífica, hasta que a su lado veamos otra de altísima resolución. Entonces, repentinamente nuestro juicio cambiará y evaluaremos la primera como mediocre al compararlo con la perfección de la segunda. Todo en nuestra vida funciona así. Para evaluar, necesitamos la comparación. Y sin embargo, para el escritor, ese recurso eficaz puede convertirse en un aliado detestable si no sabe controlarlo. Confrontar caracteres extremos entre diferentes personajes (bondad-maldad) solo conduce al estereotipo. Pero enfrentar dilemas internos (bondad-maldad) dentro de un mismo personaje conduce al descubrimiento y la reflexión. Yo prefiero lo segundo.

Alfonso Mateo-Sagasta: La bondad se le supone al lector.

Mercedes Rosende: No necesito personajes bondadosos.
Sí necesito que el mismo personaje tenga ribetes tanto de maldad como de humanidad. 
Me parece más inquietante.

Fernando Nuño: La bondad del ser humano es algo que únicamente busco en la vida real. En la literatura, los buenos me aburren.

Pere Cervantes: Es que no me creo a la maldad sin la bondad ni viceversa. Digamos que tiendo a los personajes duales, la cantidad de maldad y bondad que vierta en ellos ya es cuestión de lo que me exija la trama. La fórmula del cocktail no se desvela.

Guillermo Roz: Creo en que el hombre es bueno, un tonto bueno, una criatura diseñada con mimbres más relacionados con la inocencia que con la perversidad. Por eso mis personajes son malos por casualidad o asesinos empujados por la circunstancia. Escribo escenarios parecidos a comedias de enredos con tiros de fondo. No me tomo en serio ninguna tragedia criminal, me suena a mentira. Siempre tiendo a reírme en el entierro, a sumar a la confusión.

Cristina Higueras: La fórmula está inventada: protagonista/antagonista. Separar para luego unir o al revés. Pero lo que yo  necesito son contrastes para que la narración sea verosímil porque la vida es un mosaico infinito de personas y personajes con sus motivaciones y sus contradicciones. Y al fin y al cabo, una novela, o una obra teatral,  no es mas que la vida comprimida en unas cuantas paginas o en una hora y media de representación. Siempre es interesante mantener dos o muchos más puntos de vista para enriquecer la narración. Por eso yo, en “El extraño del ayer”, cuento la historia en primera persona desde la perspectiva  de cada uno de los tres personajes principales.

David Llorente: Ése es el primer error en el que incurre un escritor cuando aún está muy verde.

James Carol: In real life nobody is completely good or completely bad – we all exist somewhere in the grey area in-between. If your characters are too black and white then they will come across as two dimensional. Winter has his flaws; he doesn’t always get it right. And the bad guys in my books are never a hundred per cent evil. We all believe that we exist at the centre of the universe. If you can bring that idea to your characters then they will appear so much more real.

Irene X: Sí. A mí me gusta llamarlo el catalizador.

Francisco José Jurado: No, no me resulta necesario, aunque es obvio que sólo sea por contraposición "bueno/malo", pues la cosa queda más clara. Vaya por delante que Benegas es un buen tipo, amigo de sus amigos, un buen compañero de trabajo…, pero podría perfectamente ser un cabrón con pintas y mis novelas no serían muy diferentes.   
Debo decir que no creo que se necesite a un ser bondadoso para resaltar a un malvado porque, básicamente, cada vez estoy más convencido .—y siento mucho creerlo – que el ser humano es intrínsecamente malvado. Es más, estoy convencido de que la impostura es la bondad, que hay que trabajarla mucho cada día con buena educación y sonrisas forzadas, mientras que lo más natural en la especie humana es la tendencia al mal.

José María García: Creo que no. La maldad brilla siempre con entidad propia. No precisa del contraste.

Ignacio del Valle: El contraste en literatura lleva siendo eficaz desde que un señor colocó a dos individuos por la estepa castellana en busca de lances imposibles. Detective bueno y malo, amargado y simpático, la oposición, la diferencia, la disparidad crea el conflicto, motor inmóvil de toda ficción. 

Arturo Maciá: No. Aunque recurrir a la clásica contraposición del bien y del mal puede ayudar en algunos pasajes de una historia, el mal se puede enfatizar y transmitir a través de las acciones individuales del propio personaje y de su interacción con los demás personajes. 

Jose Luis Miragaya: Creo que los personajes deben ser como las personas, aceptarlos como son. El mejor amigo te puede delatar y cualquier desconocido te puede echar una mano.

Marcelo Luján: En el género negro, hoy por hoy, la verosimilitud se consigue sin demasiados sudores. Puedo necesitar un personaje bondadoso, sí, pero no es excluyente. Pocas situaciones oscuras –del mundo de los vivos- nos resultan increíbles: el mal se banaliza cada día más y el lector no está ajeno a ese movimiento. Había dicho Lacan que lo real es inmundo y que hay que soportarlo.

Elia Barceló: La parte de la bondad suelo ponerla en el lado del lector. No hace falta que dentro del texto haya un malo y un bueno (como esas señoritas antiguas no muy agraciadas que se compraban un monito para quedar mejor en la comparación cuando salían de paseo). Mis personajes pueden ser normales, con su cóctel de bondad y unas gotitas de maldad, como somos todos. Es el lector quien se compara a sí mismo con los personajes y piensa qué habría hecho él o ella en las mismas circunstancias.

Javier Hernández: El talento está actualmente bajo sospecha. El mérito y la capacidad en entredicho y condenados a galeras. Por higiene mental y literaria, e incluso para facilitar el discurso narrativo, es conveniente repudiar los maniqueísmos y adoptar los principios del ying y el yang.

Noemí G. Sabugal: No creo que sea necesario, porque esa maldad ya debería ser evidente para el lector. De lo contrario, tenemos otro problema. Pero es cierto que la antítesis suele reforzar esa situación, siempre que no se caiga en el maniqueísmo del bueno muy bueno y el malo muy malo. El ser humano siempre está en la zona gris.

Paco Gómez Escribano: No necesariamente. Cada novela es un mundo. Además, mis personajes no son totalmente malos, aunque algunos sí. No creo mucho en resolver las cosas a través de la bondad porque estamos rodeados de cabrones. Creo que esos arquetipos buenistas son producto de la gran pantalla, nada que ver con la realidad.

Selva Almada: Un poco está respuesta ya está comprendida en la número 3... en los personajes deben convivir el bien y el mal para que nos resulten atractivos.

Santi Blasco: No, me gusta que mis personajes sean a cada cual peor.

Loyds: Es uno de tantos recursos y puede ser válido. Yo particularmente no necesito crear una mise en scène para lograr verosimilitud, me preocupa más la manera de narrar, eso es lo que me lleva a creerme. Y si yo me creo, me resulta más fácil concebir la posibilidad de que el resto de la gente lo haga.

Jorge Yaco: Ni bondad ni maldad. Mis personajes son testigos extrañados de la maldad del mundo.

Luis García Jambrina: Todo tiene su reverso. No hay bien sin mal, ni mal sin bien. Quiero decir que el bien y el mal no se dan puros y separados, sino entremezclados en una misma persona, que se convierte así en el auténtico campo de batalla en la lucha entre el bien y el mal. Por otra parte, cuando te enfrentas al mal exterior corres el riesgo de contagiarte o contaminarte y convertirte en aquello mismo que combates.

Tatiana Goransky: No. No creo que la maldad se construya solo por oposición.  

Rodolfo Santullo: Es razonable, atado a la respuesta anterior sobre la monstruosidad, mantener el verosímil de la misma forma con la bondad. No serían creíble personajes sin un punto de bondad, uno se arriesgaría de lleno a la caricatura.

Félix G. Modroño: En absoluto. Nuestra mente es compleja. No creo en los investigadores que no sean capaces de entender la maldad; de otro modo, les costaría razonar en sus pesquisas. Quizás por eso, hay muy pocos personajes buenos en mis novelas. Soy bastante escéptico, en incluso receloso, ante las almas blancas.

Juana Salabert: Repito que depende de cada situación y cada circunstancia. Además, creo que hay que rehuir el esquematismo, un escritor no puede guiarse por el mero "blanco o negro" so pena de incurrir en el peor de los simplismos. 

David Barreiro: Que los buenos sean malos y los malos buenos, que un personaje sea bueno hoy y quizás malo mañana, que un personaje sea verosímil, real, como tú o como yo. Ser bueno siempre o malo siempre... eso no se lo cree nadie.

Alexis Ravelo: Solo conozco a una persona real y absolutamente mala. Es un político (a quien no voy a nombrar), e incluso él me inspira algo de piedad, algo de empatía, cuando pienso en de dónde proviene esa maldad (de sus complejos). Todos mis malos tienen algo bueno. Todos mis buenos tienen algo malo. Como en la vida. Porque la novela es imitación de la vida, una imagen especular de la realidad.

Santiago ÁlvarezCreo que es prácticamente al revés: estamos en una sociedad tan desencantada, frustrada, cínica y airada que difícilmente toleramos la bondad en la ficción sin hacer burla en ella. Es por ello que yo, por ejemplo, debo acompañar la bondad de humor, puesto que de otra forma el lector lo rechazaría. Aceptamos mucho mejor al malvado, al egoísta, al que se aprovecha y aplasta a otros que al héroe de antaño, que ya no nos parece creíble. Quizás una de las misiones de los autores sea precisamente esa: que el heroísmo y el sacrificio vuelva a ser una parte de la balanza. Que podamos volver a creer en la bondad que, en algún lado, quizás a veces arrinconada, habita en el interior de los seres humanos.

Jordi LlobregatLa maldad es mucho más verosímil cuando se produce en la misma persona que ha demostrado también poseer una bondad infinita ;)

Juan Carlos MárquezNo tanto un personaje bondadoso, pero sí al menos un optimista.




Esto es Semana Negra, y sigue!